Con la presencia de legisladores, autoridades del Poder Ejecutivo provincial, y familiares del reconocido chamamecero Eustaquio Miño, quedó inaugurada la muestra en su honor, en la Legislatura de Corrientes, la que quedará abierta al público hasta el 30 de septiembre, en el marco del programa cultural “Creando Encuentros”.
El presidente de la Cámara de Diputados Pedro Cassani dio la bienvenida al acto, y agradeció especialmente la presencia del intendente de Mburucuyá Pablo Guastavino por sumarse al reconocimiento.
En la oportunidad, Cassani hizo mención al legado cultural del músico, al cumplirse 110 años de su nacimiento. “Es un ícono y patrimonio de la cultura correntina”, dijo.
La diputada Carmen Pérez Duarte hizo mención a la “Declaración de Interés” aprobada por el cuerpo parlamentario ante el “110° Aniversario del Natalicio”, que se conmemoró el 20 de septiembre.
En su honor hubo música, y los familiares y amigos de Eustaquio lo recordaron con cariño.
Algo de historia
Si bien nació en Paraje “Los Pasitos” de General Paz un 20 de septiembre de 1912, Eustaquio Miño desarrolló su carrera musical en la ciudad de Mburucuyá.
Desde esta tierra lo vieron crecer, formando conjuntos y dúos que aportaron toda su energía al litoral.
Aquí germinaron clásicos del chamamé como “Cañada Fragosa”, “El Pasitero”, “Palo Blanco”, entre otras.
“Cañada Fragosa” además de ser parte del paisaje natural mburucuyano, es el chamamé-himno de la de la Fiesta Nacional del Auténtico Chamamé Tradicional, de la localidad.
Fue un gran formador de dúos vocales como Gabino Quiróz y Antonio Alfredo Miranda, Juancito el peregrino y Chacho Colman; aunque quizás el más famoso es aquel que escondía a don Salvador Miqueri tras el seudónimo de Argentino Lucero, (dúo Vera-Lucero-).
En Mburucuyá inauguró una pista bailable, a la cual denominó “La Querencia”, la cual permaneció vigente hasta su fallecimiento, hecho ocurrido el día 26 de enero de 1967.
Las innumerables giras de actuaciones por Corrientes, Chaco, Formosa, Misiones, Entre Ríos, Santa Fé y Buenos Aires, en los más distantes escenarios de pueblos, parajes y localidades alejadas, han demostrado su entrega incondicional al chamamé.
Un día, en aquella pista de “La Querencia”, su hijo Eustaquio “Papi” Miño recibió por primera vez, de manos de su padre, el bandoneón, como un legado musical que buscaba continuidad de sangre, de estilo y de sentimiento.
Tenía “Papi” 18 años cuando debutó junto a su padre y de ahí en más, las presentaciones se sucedieron frente a las cámaras de televisión, en el Teatro “Juan de Vera”, acompañado por el acordeón de Oscar Sánchez y las voces de Miño, Ríos, Fernández Miño.
Hacia el año 1970 y por Decreto N° 3.454 del entonces Gobernador de la Provincia Dr. Rodolfo Navajas Artaza se declara a Mburucuyá “Sede del Festival Provincial del Chamamé.
En el año 1973 se efectúa la construcción del Anfiteatro en el lugar donde actualmente está emplazado y que además en homenaje a Don Eustaquio Miño lleva su nombre.
Todo había comenzado en un lejano Día de la Música, cuando en honor a su Patrona, Santa Cecilia, don Eustaquio, con la ayuda de “Tito” Miqueri, organiza una fiesta invitando a los músicos amigos de todo el departamento.
En la pista “La Querencia” no eran más de setenta personas. Nadie sabía entonces que en ese pequeño grupo comenzaba a germinar la semilla del canto que después sería la Fiesta del Auténtico Chamamé.
(Fuente: Proyecto de Declaración de Interés por los 110 años de su nacimiento. Fundamentos).